LA CRISIS

Se veía venir, pero nadie quería saber de ella. Occidente se había inflado de tal modo, que el precio era cinco veces mayor al precio de las cosas. No había dinero en el mundo para hacer frente al dinero circulante. Todo era de una alegría inconsciente y de una burda imitación al avestruz.
La economía era grandiosa, manejada por unos pocos que cada minuto se hacían más y más ricos. La burbuja inmobiliaria estaba a punto de tocar el cielo y hacer ¡plaf!. Nadie podía poner freno a tamaña aberración, porque...¡Viva el liberalismo eonómico! Y todo el mundo cantábamos como la Cigarra, coleccionando créditos e hipotecas, como si fueran cromos, y vistiendo con ropas de diseño.

Yo lo dije. Lo dije y hasta mi cuñado el bancario me acusó de loca. Todo el mundo se me descojonaba. Pero lo escribí, lo recité, y el excepticismo de mis compañeros de recital hicieron de mi poema una presentación desdeñosa con estas palabras:

"Montse Grao, nos recita un poema, que todos deseamos que no suceda, y que no sucederá"

Así me presentó el 12 de diciembre de 2003, en un recital del Centro Cívico Francisco Fernández Ordóñez A. M. Miraval.

Todavía no ha llegado el tiempo de los sueños, porque la crisis está casi recien nacida, pero (...)

Aquí dejo el poema, con la fecha que lo escribí.


Hoy todo está tranquilo,
pero se escucha el eco
de la queja silente
de un pueblo que sestea.
Mañana, poco a poco,
despertarán conciencias,
nacerá un nuevo sueño
para gestar ideas en los hijos,
de nuestros propios hijos.
Será tiempo de hambres,
de pan sin embutido,
de camas sin almohadas
y de cristales rotos.
Un tiempo de moradas compartidas
por tres generaciones.
Ahora el rebaño calla
sentado en su sofá,
siguiendo el Gran Hermano,
cuando regresa a casa
de un trabajo precario.
Pero llegará un día
de pan sin embutido.
La historia se repite,
se suceden los ciclos.


Montse Grao
17-10-2003


Quizá sigamos viendo Gran Hermano, pero en lugar de almendras garrapiñadas, como mucho, prepararemos cacahuetes (y gracias...)

A trinos



Me estoy muriendo
a tropezones
en una sopa caldosa,
tro-empiezo tragando
y tres tristes trinos
expío al terminar.


Esamo