Llegué a saberme un mar

con su estatura

lo nací para mí

solitario y perfecto

por todos sus rincones

hice espuma.

Una tarde me trajo

su rumor más hermoso

y soñé que vivía

y su anónima voz

recuerdo desvelando

la nada

que era mía.


P. Manrique

No sé...



No sé por qué

pero en estos momentos la soledad me invade

Como un torbellino envuelve mi cuerpo

Me asfixia

Me ahoga

Tronco aferrado al suelo

cuyas ramas quedan difuminadas por la niebla

que lo atrapa

Brazos en alto para alcanzar lo inalcanzable

Las raíces no permiten que me mueva

No camino

No avanzo

No vivo

Foto subexpuesta.


Pilar Gasós.

El escupitajo



Nací gracias a una mierda, una ráfaga de viento y unas dosis de azar, y aquí estoy yo, una hierba escuálida que hasta ayer crecía alegre entre las grietas que las piedras dejan en la calle.
Hoy todo ha cambiado, no soy más que una vieja encorvada y centenaria mirando el único horizonte que mi vista alcanza: el suelo. Y todo por un guarro, un maldito gentleman, que amparado por la oscuridad de la noche lanzó un viscoso escupitajo, con tanto atino, que me doblo el espinazo.
Sé que la fuerza de la gravedad no perdona y mi destino está cantado.
Sólo un cierzo furioso me podría arrancar esta losa pegajosa que se mece ufana a mi costa. ¡Maldita masa amorfa! ¡Mírala! Fingiendo prestancia y sólo es un estúpido moco.
Estoy agonizando, lo que diga a partir de este momento estará mediatizado por el ánimo enervado que me embarga.
No me importa, hablando me olvido de la mierda y… ¿Por qué no me iba a permitir el lujo de hablar? Quizá mañana sea demasiado tarde.
Las horas pasan deprisa y mis cuatro hojas verdes humedecidas por el líquido glutinoso se van mustiando.
Ya sin fuerzas miro por última vez al colgajo cuyo único mérito fue acertar en mi lomo.
Así se las campea hoy el ingenio, igual que este jodido escupitajo. Y con mi último pensamiento digo adiós al sol y al viento, los que siempre me acompañaron.
M.Ziur

Hay un reguero de esperma

saliendo de su boca

una tilde atascada

saltando que le quiero

un espejo asesino

que recuerda quien soy.

El paisaje muñeca

de un día roto.
S.Manrique.

Hay veces...

Hay veces que te busco entre las sombras,
en la lluvia insistente y en las nubes.
Otras, te veo germinar en las aceras,
en el parque y en patios florecientes.
Te encuentro entre mis discos o en la tele
tomando forma de algún actor famoso.
Apareces sonriendo, errático y esquivo.
Alguna vez me llamas y me escribes
y algunas veces
huyo.

M.Grao

EL ABRAZO PARTIDO


EL ABRAZO PARTIDO
Dedicado a la memoria de Don Antonio Machado


Cuando salí por la puerta de aquella taberna y miré la mortecina luz de la farola me dí cuanta del peligro real al que me expondría al día siguiente.
Salí por el callejón y bordeé la parte trasera de la catedral tal como me habían dicho, la ciudad estaba animada, los universitarios alborotaban en los bares y al fondo se oía entre el vocerío los amortiguados cantos de la tuna.


Aquella noche dormiría en la pensión, se había vuelto un viento frío y pesado que me hizo estremecerme.Me subí el cuello de la gabardina y me paré un momento antes de cruzar la calle. PENSIÓN LA FORTUNA, habitaciones con baño, rompí cuidadosamente el papel amarillento con la dirección y abrí la mano dejando que aquel viento se los llevase tan rápido que apenas me dio tiempo de verlo.Me desperté con la primera luz del día, me vestí, me lavé la cara en el lavabo de la habitación, solo cuando me puse la chaqueta y la gabardina me percaté de la escasa luz de aquel día, miré por la ventana y con asombro vi que había comenzado a nevar.


Me quedé perplejo un momento, solo un momento y creí pensar que aquello era un mal augurio y entonces me di un pequeño golpe en la sien con los nudillos, tal como me había enseñado mi padre.Me puse el sombrero y sin hacer ruido salí de la habitación.Bajando la escalera me palpé con la mano el bolsillo interior, noté el bulto, saqué la mano y seguí bajando, pagué la cuenta a la señora vestida de negro que me atendió la noche anterior y al salir por la puerta me crucé con un hombre muy delgado con una chapela cubierta de fina nieve.


Desayuné en el bar indicado de la estafeta y me compré el diario del bando nacional, todo tal y como me habían dicho, no pude evitar mirar de reojo los otros, en uno de ellos aparecía la foto de Azaña, moviendo el brazo derecho en lo que parecía una asamblea.




A un olmo viejo Hendido por el rayo,
y en su mitad podrido
Con las lluvias de abril y el sol de mayo
Algunas hojas verdes le han salido.




Intenté recordar el resto, pero el puño que cada vez me agarraba más fuerte el estómago no me dejaba, la nevada había arreciado y el empedrado de la calle comenzaba a tener un ligero manto blanco, me toqué el pecho y noté el ligero bulto del interior de la chaqueta y me acordé de mi padre y por un momento lo vi frente a la pizarra con su traje azul dando la clase, ese era el único recuerdo que me había permitido quedarme, el resto de la tragedia, yo mismo con el paso del tiempo, la había ido anulando.


Doblé la calle y me encontré con la estación al fondo, tal como me habían dicho en la puerta había una pareja de la guarda civil.
Ni me miraron, perdido en la entrada de aquel día en blanco y negro. Miré el reloj, todavía me quedaban cinco minutos para las nueve, me encendí un cigarro y me quedé en un rincón del vestíbulo mirando las gentes grises cargadas de cestas y niños abrigados con bufandas de lana.


A la hora acordada me dirigí al baño de los hombres, esperé a que saliera un hombrecillo con cara de asustado y entré en el tercer cuarto empezando por la derecha, cerré el pestillo y esperé.Entonces sentí todo el frío que se había instalado aquella mañana en la cuidad y comencé a sudar, y pensé que me había caído a un pozo, miré el reloj, pasaban tres minutos y vi a mi madre vestida de luto.

Dos pequeños golpes y uno más fuerte, tuve ganas de santiguarme pero no lo hice, quité el pastillo abrí la puerta y me encontré un hombre que me miró y me tendió la mano, apenas le miré, pero aún así le vi los ojos, saqué el delgado paquete del bolsillo y se lo di.


El lo metió con un movimiento rápido en su bolsillo derecho y desapareció.Me senté en la fría taza y me puse a llorar un llanto sordo, ahogado, apenas percibido.

Al olmo centenario en la colina
que lame el Duero,
un musgo amarillento le mancha la corteza
blanquecina al tronco carcomido y polvoriento.




Me sequé las lágrimas con el frío y áspero dorso de la mano. Mi tren salía en doce minutos, pero yo debía verlo, mi padre, el maestro también quería verlo, solo un momento. La organización no tenía por que enterarse, nunca lo sabrían, sería el mejor acto de mi mediocre vida.


Rompí mi billete a Zaragoza y me dirigí a la taquilla y pedí otro para las10 y veinte.Me senté a esperar y me encendí otro cigarro, el andén se había cubierto de blanco y la gente comenzaba a agolparse a los lados bajo la marquesina esperando la llegada.

Sonó un silbato y todo el mundo se agitó un poco, yo me apoyé en la pared verdosa de mosaico, sucia, desconchada, me eché hacia atrás y me escondí en las sombras.Fueron pasando los verdes vagones y el chirriar de las vías fue en aumento hasta que paró, el andén se llenó de gente que gesticulaba y intentaba no arrugar los ojos bajo aquella persistente nevada.

Vi cruzar el andén al hombre que apenas un rato antes me había dado la mano, se detuvo frente a una ventana y después se acercó a la puerta, bajó una señora delgaducha con pinta de profesora falangista y solterona, después lo vi bajar, con el aire pesado y melancólico que dan los años y la sufrida intelectualidad de aquellos años, bajó el último escalón y se quedó mirando al vacío, entonces el otro se acercó con paso rápido y lo abrazó durante unos segundos.Solo yo vi como le metía aquel paquete en el bolsillo derecho del abrigo de paño con el pasaporte falsificado.

Los dos se alejaron, sin mirarse, sin ningún tipo de poética en la acción que acababan de desarrollar. El uno por el lado izquierdo, el otro por el derecho.
Quise seguirle a él a Don Antonio, pero no pude, ni pude yo ni pudo mi padre.


No será, cual los álamos cantores
Que guardan el camino y la ribera
Habitado por pardos ruiseñores.





Al día siguiente Don Antonio Machado partía en un viejo Talgo azul hacia París donde publicaría su antología poética y moriría poco después en el exilio.
L. Roser. Farony.

Paco Sófocles


Depila el vello impúdico, oh gran conceptual.


Compositor de peliculas porno, de textos argumentales.


El esperma sigue bajando por las cañerías y fecunda ríos. Proteína


medioambiental y la nueva raza se arrastra por el lodo. Oh gran


mesiánico, oráculo del intento... Caroline ven a la luz, come y folla


Caroline, repta por tu cerebro siglo XXI. Oh Caroline, sal del río


Caroline, me aterrorizan tus tres filas de dientes, como pudo salir


algo así de mi goze prostático.



Juega con la Barbie poeta, juega con el Kent editor, te gustará mi


dulce y pequeña Caroline.












(Paco Peco)

"Que el dolor no me sea indiferente"







"Que lo injusto no me sea indiferente"



Solidaridad con los que vienen a vivir una cultura diferente



MARCHA POR LA IGUALDAD

Con este eslogan continuaran en Zaragoza la marcha por la dignidad, igualdad y derechos, exigiendo una ley justa de extranjería.

Plantando olivos.


La Marcha –iniciada en Barcelona el 23Sep09- planta un olivo en un parque público de cada localidad, tras leer el poema póstumo que el chileno Rolando Mix escribiera ad-hoc para la ocasión, a modo de sencillo “contrato de integración y de arraigo” de los inmigrantes en la localidad y en España. El poema va firmado por los inmigrantes que voluntariamente desean adherirse al acto, y es enterrado bajo el olivo, para “alimentarlo” con su espíritu.


LA MARCHA HACE ENTRADA EN ARAGÓN



Unos 80 participantes hicieron ayer tarde una emotiva entrada en Aragón a las 5.30 pm. Entre los marchantes había hombres y mujeres de: Argentina, Bolivia, Colombia, Costa de Marfil, Cuba, Ecuador, Marruecos, Méjico, Nepal, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Paraguay, Senegal, Sierra Leona y Uruguay, además de la animosa presencia de una italiana, y de un solidario grupo de cooperantes españoles.



El grupo .-que en todo momento venía cantando sus consignas- fue recibido en la linde de Cataluña y Aragón por un no menos nutrido grupo de inmigrantes entre los que podía fácilmente distinguirse a senegaleses, marroquíes y búlgaros, las tres comunidades más grandes de Fraga, y muchos fragatinos miembros o próximos .a la activa Asociación El Puente – Lopont, que se volcara en el acto.

Llegada a Zaragoza el día 8 de octubre, a las 17 concentración de bienvenida en el puente del Gállego. 19 horas, acto en la plaza de San Bruno. Intervención de los marchistas, colectivos de apoyo, poemas, poetas apuntados de momento para leer, Diego Palmath, Rafaél Luna, Pepe Montero y Ángel Guinda, esperamos que se apunten más, ánimo que queda poco tiempo, de todas formas con ir allí a esa hora basta para participar. Habrá música y comida solidaria. Despedida a su continuación de camino hasta Madrid.