No hace falta luz, en serio.








En La Casa de Zitas tenemos una instalación eléctrica de mierda. O sea, que esta noche habíamos quedado para tomar una copa de champán y desearnos un archipiélago de felicidad para el 2011, en plan guay, en plan familiar y eso.
Pues eso, que al ir a encender la luz, no había luz. ¿Por qué?, ah!, no somos electricistas, qué tontería. ¿Se ha malogrado la quedada?, no. No hay luz, pues velas, ahorita mismo, un montón de velas y, de puta madre. Mola, una reunión de espectros deseándose todo lo mejor de forma entusiasta, jovial y profunda.
No hace falta decir que hemos brindado por presentes y ausentes, por los que nos encuentran y por los que nos pierden, por los que nos han querido conocer y, por los que prefieren ignorarnos, ( por la madre que parió a éstos últimos) por los que creen en nosotros y por los que, ummm, consideran que no ofrecemos el menor interés (y por el pare de éstos últimos).
Mucha gente a escuras, a escuricas, que tintinea copa con copa, qué majos, qué guapas todas las chicas, qué tremendas, la Sagra y la Montse, qué encantadores, qué enrollados, los chicos. ¡Que se jodan los que no han venido! (aunque los hemos echado de menos y de monos), menos una, la pobre no tiene motivos para estar eufórica. Todos sabemos quien, ¿no?, pues eso. Una besazo para ella y, todo nuestro apoyo. Un ratico, pero lo hemos pasado mogollón de bien, funny, funny. Me gusta esa gente, mi gente, en serio que sí.
Er Pepe.

Aún


Nosotros, los perecederos, tocamos los metales,
el viento, las orillas del océano, las piedras,
sabiendo que seguirán, inmóviles o ardientes,
y yo fui descubriendo, nombrando todas las cosas:
fue mi destino amar y despedirme.
Neruda