NAUFRAGIO




Corre, libérate primero,
pobre animalito mío:
No quiero que me manosees
como una pieza de saldo,
no quiero que capitules.
Asusta primero a la alfombra,
chequea tu valía en gramos.
Corre, córrete primero,
pobre eslabón a sueldo.
Yo te ayudo:
Las tetas de la Bellucci,
todas las azafatas culiprietas y ariscas,
aquella inglesa sin depilar del London Eye,
el culo de mi mejor amiga,
mis pechos muertos de frío,
el ombligo sellado de tu peluquera,
mis murmullos de gata satisfecha.
Venga,
retuerce el mapa mundi de mis pezones.
Tu mano pide un encierro:
tómame la temperatura de las ingles.
¿Quieres que sea una obrera de Metropolis?
Sé de movimientos precisos y mecánicos:
¿quieres que me ahogue con ortigas en la
lengua?
Sé de succiones que provocan nuevos pulsos.
Vamos pues:
No respires.
No respiro.
No pierdas tiempo.
Me vuelvo:
Abrupta.
sucia.
Mecánica.
Orgánica.
Disciplinada.
Corrupta.
Infalible.
Marina.
Dios.
Recuérdame, ahora sí,
mientras me escalas saliva en ristre,
mientras te guía este faro de aluminio:
la mafia de los mares
que trafica con naves de cuerpos robados.
Deshazte a lengüetazos de mis peces y
mira qué pereza de cadáveres frescos dejas en
mi pubis.
Agradéceme que ahora te brille el paladar
y anota ya que te quedó por hacer
en el último naufragio.

                                   Clara Santafé Subirás

ESPAÑA DE CHARANGA Y PANDERETA







La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.


El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero;
a la moda de Francia realista,
un poco al uso de París pagano,
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.


Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahur, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste
cuando se digna usar de la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.


El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero,
el vacuo ayer dará un mañana huero.


Como la náusea de un borracho ahito
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.


Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.


Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.




Por Antonio Machado.