LUCÍA





Te puedo hablar de Lucía,



de sus letras, de sus rayujos imprecisos


por la falta de colegio.


Puedo nombrar alguna de sus cargas:


Un hijo esquizofrénico,


otro camello de poca monta,


una nieta con doce años,


hija de una hija que no le habla.


Una nieta que comienza a encelarse,


"cualquier día viene con bombo"


Recuerda, tal vez, otro hijo,


no sabe si de pesca en estos mares


o quizás en otro continente.


Te puedo hablar de desamores.


De un tipejo gemelo,


de vez en cuando aparece,


se acuesta con ella. Ya, de madrugada,


sale en busca de alguna moneda


que engaña a la puta de turno.


Te puedo hablar de su otro gemelo


que vuelve a subir...y Lucía no sabe


si tiene mucha marcha o es que acabó


con todas las putas generosas.


Y entre hombre y hombre


pasa copa y copa.


Entre guardias y médicos


pasa ginebra o lo que haya.


Que cada día es más dura la vida


y llegan menos alegrías



                     Esther Andaluz

TRAS EL CRISTAL



Tras el cristal
veo nacer la tarde;
con ella,
el único sentido de la vida.
Aún está verde el parque,
un insolente verde
negándose a anunciar
el otoño reciente.
Hay árboles de ocres tempraneros
sin embargo,
el sauce está completo,
esperando el deshaogo de la noche.
El sol, caliente todavía,
ilumina el metal de los columpios,
todo brilla esta tarde:
los abuelos sentados,
los padres vigilando
el juego de los niños,
la bici,
la pelota,
las risas y los gritos.
Las risas son los niños,
niños,
          niños,
                     los niños,

                      
                   Montse Grao

(fotografía extraída del blog Alta Mar)