Si en otros poemas que escribiste,
el protagonista eras siempre tú,
y el pugilismo de tus brazos masturbatorios,
pide perdón, promete cambiar y, todo se andará.
Si hiciste versos acerca del amor,
dejándote llevar de rimas y fantasías metafóricas
en las que sublimabas, sueños, miradas, suspiros,
anhelos, deseos, nostalgias, ojeras,
cielos, lluvias, lunas, hiedras, lagos,
mares, bahías, faros, palmeras y felaciones
con una seriedad casi absoluta,
tranquilo, a punto estás de rectificar tus errores.
Si jugaste con las palabras, miedo, muerte, suicidio,
lamento, fiebre, horror, sed, desesperanza,
vejez, angustia, lágrima, terror, pesadilla, dolor,
sollozo, soledad, azufre, cadáver, sombra, féretro,
cenizas, lápida y epitafio, por favor,
dí, que sólo pretendías tirarle los tejos a la vida y,
formatear el disco duro de tus fobias.
Pero eso te llevó toda una vida,
estúpido.
Si fuiste mejor amante que marido,
más artesano que artista,
cotilla antes que enigma,
insaciable por sociable,
ciego a la ciencia, y a tu conciencia,
si creaste ruidos pasándolos por melodías,
y practicaste el incesto contigo mismo,
confiesa que has decidido por fín reformarte
y deja de dar la vara.
Pepe Montero